“La Memoria Infinita”, el nuevo documental dirigido por Maite Alberdi, nos sumerge en un viaje íntimo a través de la memoria y el olvido, mientras explora ese amor duradero, puro y duro que trasciende las circunstancias más difíciles. Alberdi, conocida por su nominación al Oscar por “El Agente Topo”, nos presenta esta vez la conmovedora historia de amor entre la actriz Paulina Urrutia y el periodista Augusto Góngora, quienes han compartido casi tres décadas juntos y enfrentan el desafío del Alzheimer que afecta a Augusto.

La película nos ofrece una narración hermosa y entrelazada de la historia de amor de Paulina y Augusto, desde el inicio de su relación hasta cómo confrontan el avance implacable de esta enfermedad. Cada día que Augusto logra recordar a Paulina se convierte en un triunfo en medio de la lucha contra el Alzheimer. Admirablemente, Paulina está con Augusto en todo momento, ya sea en sus ensayos de teatro, comidas, paseos o sesiones de pilates. Su dedicación para llevar adelante la vida juntos lo más normal posible. a pesar de todo lo que está sucediendo, es inspiradora.

Conmueve ver a una Paulina siempre sonriente y llena de esperanza, recordándole a Augusto cada mañana su amor y su identidad. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, la sonrisa de Paulina empieza a desdibujarse, especialmente cuando llega el momento en que Augusto ya no la reconoce incluso a mitad del día.

Con la llegada de la pandemia, Maite Alberdi y su equipo dejan de grabar y es Paulina quien toma las riendas de la cámara. Esta transición nos ofrece una perspectiva aún más íntima y profunda del deterioro de Augusto a lo largo de su enfermedad. Aunque las tomas puedan parecer desprolijas debido a la inexperiencia de Paulina como camarógrafa. Es esa desprolijidad en las tomas la que refuerza la idea de que es Augusto quien está perdiendo la claridad y la orientación en su mente..

“La Memoria Infinita” es otro gran filme de Maite Alberdi, es una película que no debe pasarse por alto. A través de su narración desgarradora y conmovedora, nos brinda una lección invaluable sobre el amor, la perseverancia y lo importante que son nuestros recuerdos, nuestra memoria y nuestra historia.

El Alzheimer puede haber arrebatado la memoria de Augusto, pero Paulina encarna el amor infinito al recordar y amar en nombre de ambos cuando la memoria de Augusto ya no puede hacerlo. Esta maravillosa y sobrecogedora película nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de la memoria y la fuerza inquebrantable del amor en medio de la adversidad.

La música compuesta por Miguel Miranda y José Miguel Tobar es francamente maravillosa y acompaña a la perfección los momentos precisos del filme, es íntima, emotiva y a la vez delicada, tiene el equilibrio adecuado entre realzar las escenas y permitir que el espectador se sumerja en la narrativa visual sin distraerse.

Manuel García es un acierto tremendo para coronar esta banda sonora con sus canciones y una versión especial para la película de “La Danza de las Libélulas” que al escucharla hace que el alma se llene de una emoción profunda le da un cierre perfecto a este filme que no dejará a nadie indiferente.