Director: Dexter Fletcher
Escritores: Sean Macaulay, Simon Kelton
Protagonistas: Taron Egerton, Hugh Jackman, Tom Costello

En una época en que las explosiones, las grandes producciones, las sagas y los superhéroes se han tomado la pantalla, es casi un descanso ver una película como “Volando Alto” o “Eddie the Eagle”, su título original.

“Volando Alto” está basada en la historia real de Michael “Eddie” Edwards (Taron Egerton), el primer inglés en competir en las Olimpiadas de Invierno representando a Gran Bretaña en el Salto de Ski.

Y es que Eddie fue siempre un soñador, desde pequeño decidió que iría a Las Olimpiadas, sólo él sabía lo determinado que estaba, porque sus padres lo veían como algo que pasaría con la edad y luego sus doctores declararon que jamás sería un deportista, noticia que habría desanimado a cualquiera, pero no a Eddie.

Eddie estaba convencido de que lo lograría, a pesar de los malos pronósticos, a pesar de su miopía severa, a pesar de su padre, a pesar de no tener los medios económicos ni los auspicios y finalmente, a pesar de la reticencia del Comité Olímpico Británico de aceptarlo como representante de su país.

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La historia de Eddie, es la ya conocida historia del perdedor sin posibilidades de nada, que le gana a la adversidad y de paso, en el caso de Eddie, se gana el corazón de todos y un lugar en la historia de lo que el más amaba, los Juegos Olímpicos. Porque, más allá de los premios y de las medallas, la aparición de Eddie en las Olimpiadas de Invierno de Calgary, Canadá, en 1988, lo dejaron para siempre en los anales de esta competencia, él será recordado como “Eddie el Águila”, dueño de una singular forma de mover los brazos y también dueño de una simpatía e inocencia que encantó no sólo al público, sino también a la prensa, quien lo convirtió en un héroe y en el gran triunfador de esos juegos.

Debo destacar la gran actuación del joven Taron Egerton. Qué bueno es ver a un actor “convertirse” en su personaje y que su “actuación” no te distraiga. Su trabajo no sólo es creíble, sino que logra mostrarnos exactamente la esencia de Eddie, su inocencia y su perseverancia, su encanto y su tozudez. Taron Egerton ya no es una promesa, es una realidad y me parece que debemos esperar grandes actuaciones suyas en los años venideros, si el encamina su carrera por el lado correcto. No está de más mencionar la solidez de Hugh Jackman, quién hace el papel del entrenador de Eddie, Bronson Peary y que tiene, gracias a Eddie, una segunda oportunidad en la vida.

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No podría decir que “Volando Alto” es una obra de arte, debo reconocer que está llena de los típicos clichés de este tipo de películas, pero, a pesar de eso, funciona. Te atrapa, te encanta y hasta te emociona. Porque en este mundo traicionero, lleno de gente que surge sin merecerlo, también existen muchos Eddies, que nos dan ánimo y fuerzas para seguir a delante y creer que el esfuerzo, la tenacidad y la honestidad también tienen recompensa.

Para terminar, los dejo con las palabras que Juan Antonio Samaranch, el entonces presidente del COI, despidió los Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en Calgary (Canada) en 1988:
“En estos Juegos algunos atletas han ganado medallas de oro, otros han batido récords y uno incluso ha volado como un águila”.
Cuenta la leyenda que el Sr. Samaranch no pudo terminar su discurso. Miles de gargantas interrumpieron en un grito unánime: “¡Eddie, Eddie!”.

Por Marisa Zúñiga

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