Director: Ajay Devgn
Escritor: Sandeep Shrivastava (screenplay)
Protagonistas: Ajay Devgn, Erika Kaar, Abigail Eames
El cine que viene de Bollywood es diferente, por lo que debemos mirarlo y analizarlo con otros ojos. Si bien es bastante prolífero, a mí me parece que aún están aprendiendo y que aún están experimentando.
Shivaay, es un ejemplo de ello. Esta película dirigida y actuada por el actor Ajay Devgn, es la historia de Shivaay (Devgn), un hombre ya maduro que pasa su vida haciendo lo que más le gusta: escalando y saltando, sin ayuda de arneses ni sogas, las escarpadas y peligrosas alturas de los Himalayas. Es casi un héroe local y se entretiene llevando grupos de turistas a trekkear y a pasar los sustos de sus vidas.
Su vida da un giro cuando se enamora de una de sus clientas que viene de Bulgaria, tienen una corta relación que termina cuando Olga (Erika Kaar) queda embarazada y Shivaay prácticamente la obliga a tener la guagua y dejársela a él. Nueve años después, vemos la estrecha relación que se ha formado entre padre e hija, donde él le ha enseñado todo lo que la niña, Gaura (Abigail Eames), debe saber acerca de la vida en las montañas. Aunque, inexplicablemente, no se ha preocupado de que su hija, que es muda, aprenda lenguaje de señas.
La acción comienza luego de que Gaura descubre que su madre está viva y exige ir a conocerla a Bulgaria. Shivaay la lleva muy a regañadientes, sin imaginar que lo que vivirán en Bulgaria, será efectivamente la aventura de sus vidas.
Imposible dejar de lado la fotografía, las cumbres del Himalaya son tan imponentemente hermosas que son también protagonistas del filme, en algún minuto nos parecen que deciden el destino y la vida de Shivaay, actuando como ente provocador de situaciones para que los protagonistas hagan lo que tienen que hacer, para que podamos tener una historia.
Como en todo filme indio, la música juega un rol importante, con letras ad-hoc con lo que está sucediendo e incluso con algunos mantras muy agradables de escuchar y que, aunque no quieras, te invitan a la reflexión y a la relajación. También como en todo filme indio, la entrada de la música parece fuera de lugar, a pesar de la importancia que le da el director y a pesar de las letras, en momentos parece tomar demasiada importancia y otras veces parece estar demás.
Shivaay adolece de lo mismo que la mayoría del cine proveniente de Bollywood: la incapacidad de sus creadores para enfocarse. Aborda muchos temas, como el machismo, el amor a los hijos, el vínculo madre-hijos, la discapacidad, cómo un ser humano se transforma cuando ve atacado lo que más ama, como cada cosa que aprendes en la vida es una herramienta que te servirá para enfrentar los avatares de la misma, la pedofilia, la violencia y podría seguir un buen rato enumerando. El problema es que no logra desarrollar nada en profundidad y además hace un gran esfuerzo por emular cintas Hollywoodenses de acción muy taquilleras. Esto hace que a ratos pareciera que estuviéramos viendo dos películas distintas sobre temas parecidos.
Si pudiera darle un consejo a estos entusiastas cineastas, les diría que no trataran de imitar un cine que ya está desgastado y al que hemos visto demasiado. La India es un país tan rico en tradiciones y costumbres, con una herencia cultural milenaria y millonaria que no es necesario buscar por fuera. Es de esperar que esto sea parte de la experimentación y que nos sigan regalando con su cine, siempre interesante, tan diferente, fresco y a veces lleno de inocencia y de lecciones de vida.