Entrar y enganchar en un remake nunca es fácil. Las expectativas son altas o bajas, dependiendo del amor o desamor que haya provocado la película original y en el mejor de los casos, el resultado de estas experiencias sirven para revisar la anterior. Sin embargo, en este caso, la complicación crecía al doble, porque es el remake de “El Secreto de sus Ojos”, película del 2009, muy vigente, muy recordada por sus extraordinarias actuaciones, su dirección perfecta, y como no decirlo, esa maravilla que fue la escena del estadio*.
Considerando todo eso, y la dificultad que supone generar una historia gringa a partir de una película latinoamericana, “Secreto de una Obsesión” (The Secret in their eyes, 2015) generaba no sólo expectación, sino que además, la aparición de una duda válida ¿será tan buena como la original?
En este caso, la historia se entrega con algunos cambios: El trauma derivado de la dictadura argentina, es recreado a través de la caída de las torres gemelas y la posterior búsqueda de terroristas. Aquí, la investigadora Jess Cobs (Julia Roberts) debe enfrentar el asesinato de su hija, en conjunto con el investigador del FBI Ray Kasten (Chiwetel Ejiofor) y la fiscal de distrito Claire Sloan (Nicole Kidman). Kasten se obsesionará con la búsqueda del asesino de la joven, hasta el punto de seguir en aquello durante 13 años. La acción se gatilla cuando, a raíz de una pista, vuelve a ver a su vieja amiga Cobs y a la que se supone, es su antiguo amor, Claire.
Los tres actores que interpretan a esta especie de hermandad son archiconocidos y ya han deambulado por las premiaciones de la academia. No obstante, esto no es garantía de nada, y de alguna forma, hay una relación entre los tres personajes que no logra cuajar del todo. Este error es más evidente en la química faltante entre Ejiofor y Kidman, quienes hablan con nostalgia del amor que vivieron y que al parecer se mantiene, pero el discurso no llega ni a la emoción ni a la interpretación.
Julia Roberts, en cambio, le da sustento y consistencia al filme, desarrollando a Cobs como una madre sufriendo la pérdida de su hija. Convence en todos los aspectos y ofrece la emoción justa, sin pasarse ni caer en el modo actúo-con-pena-y-caigo-en-histeria, que tanto le gusta a los editores de clips en los premios Oscar. El punto más alto de la película, sin duda.
Con todo, las comparaciones saltan a la vista. Y es que, como buen remake, esta película NO ES El Secreto de sus Ojos. Basa buena parte de su historia en ella, pero el sentido de ambas películas es completamente diferente. Si en “El Secreto…” el tema son las pasiones y la imposibilidad de deshacerse de ellas, en esta reversión todo se reduce a un tema de venganza, lo que se evidencia en la tarea de Cobs, buscando la mejor forma de obtener algo que ella da a conocer como “justicia”, sin importarle nada. En ese sentido, las escenas son duras y no tienen dobles interpretaciones, lo que va muy de acuerdo con cómo se supone que deben ser las venganzas. Si los focos son distintos, obviamente tendremos filmes distintos.
“Secreto de una Obsesión” no es una mala película, pero carece de la sutileza y la inteligencia de la original. Es como mirar una cara conocida, pero no encontrar en ella lo que nos gusta. La única forma de disfrutarla es deshaciéndose de la original, pero si usted es un fanático del Secreto de sus Ojos de Campanella, y ya la ha hecho parte de su vida, no hay mucho que hacer. Ya sabe: “Un hombre puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar (…) No puede cambiar de pasión”
*Hasta ahora sigo pensando en que si un director no es capaz de generar una escena como la del estadio en El Secreto de sus Ojos, es mejor que se retire. Inolvidable el asunto.
Por Alejandra Pinto