Rampage

Dirigida por Brad Peyton -responsable de San Andreas- y en su tercera colaboración con Dwayne Johnson, La Roca para los amigos, nos llega “Rampage” filme de acción que sigue la línea de cintas de animales gigantes como “Godzilla” o “Kong: Skull Island”.

A la tierra caen de una estación espacial donde “algo” salió mal unos contenedores con un gas mutágeno que altera el ADN del ser vivo que lo aspire. Uno de estos animales es un gorila albino del zoológico de San Diego que está a cargo del “todopoderoso” personaje de La Roca. La multinacional que desarrolló este mutágeno decide capturar estos animales infectados con tal de poder recuperar la inversión que les ha significado el accidente de la estación espacial.

Rampage se sustenta en los estereotipos de personajes de antaño. Malos muy malos y un héroe que sabes desde el primer minuto que nada malo le pasará y terminará el día salvando la situación y quedándose con la chica. El carisma de Johnson es lo que más sobresale por los demás personajes que son bastante planos. Mención aparte para el niño bonito de Jeffrey Dean Morgan que parece grabó sus escenas en los descansos del rodaje de “The Walkind Dead” por qué el tufillo a “Negan” que expele se percibe para quienes seguimos la serie.

Si vieron “San Andreas” aquí se encuentran con algo muy similar en el tratamiento de la historia. Situaciones que a veces rayan con el ridículo y soluciones no muy elaboradas que nos conducen a lo que nos promete el trailer, la pelea final entre estos animales mutantes destruyendo media ciudad con ello.

Lo que me causó un poco de ruido con Rampage es el exceso de facilísimo con que se dan las cosas. Entiendo que nuestro “héroe” debe salvar el día, pero aquí todo le resulta en extremo sencillo, con soluciones casi caídas del cielo. Este cine es “comida rápida” lo sé, sin embargo, no necesito que me lo den como si fuera papilla para bebé, por que empieza incomodar y terminas con el registro de que lo digeriste demasiado rápido y ya saliendo de la sala, olvidaste lo que acabas de ver.

Por Claudio Adn