Director: Alexandre Avancini
Escritor: Vivian de Oliveira
Protagonistas: Guilherme Winter, Sérgio Marone, Camila Rodrigues |
No es la primera vez que una serie o una telenovela de mucho éxito pasa de la televisión al cine. Esta vez le tocó el turno a “Moisés y Los Diez Mandamientos”, teleserie brasileña producida por la Red Record y que fuera exhibida durante el año 2015 en Brasil con audiencias históricas, que incluso superaron a Globo, el eterno líder de la televisión brasileña.
“Moisés y Los Diez Mandamientos” The Movie, es una superproducción que no se fija en gastos, con los exteriores filmados en el Desierto de Atacama, Chile y Paraná, Brazil y con efectos especiales made in Hollywood. Todo este tremendo esfuerzo para llegar a una película de dos horas, que es un resumen de una teleserie de más de 150 capítulos.
Tiendo a pensar que hay un número de lectores no han leído la Biblia, ni visto “Los Diez Mandamientos” película estelarizada por Charlton Heston en 1956 e incluso que no han visto la teleserie que actualmente exhibe TVN. Para esas almas descarriadas, va este pequeño resumen lleno de spoilers:
Es el año 1180 A.C. y el faraón de turno manda a matar a todos los varones hebreos recién nacidos, pero una pareja se las arregla para salvar a su hijo, meterlo en una cesta de mimbre y ponerlo en el río Nilo para que se lo lleve lejos. Para suerte de la guagua, el canasto es recogido por la hija del faraón, quien adopta al niño y lo cría como suyo. Moisés es criado como príncipe egipcio; pero como siempre sucede, su origen se descubre y él vuelve a su verdadera familia.
Un tiempo después se hace pastor y a la más Woody Allen se casa con una de las hijas del pastor que lo acogió y le dio un hogar. Un día cualquiera, mientras Moisés paseaba a su rebaño por el monte, Dios le habla y le dice que debe ir a buscar a sus hermanos hebreos que son esclavos en Egipto, liberarlos del sufrimiento y llevarlos a una tierra donde serán felices forever.
Moisés en vez de cuestionar y pensar que estaba loco oyendo voces, compra todo lo que Dios le dice y parte a cruzar el desierto de Atacama, que es el más seco del mundo, para rescatar a los suyos. Al llegar a Egipto se encuentra con la negativa de Ramsés de liberar a sus esclavos, ya que, como buen faraón, es malvado y muy, pero muy porfiado. Porque ni todas las plagas que le manda Dios (que a mí me parece igual de malvado) lo hacen cambiar de opinión.
Finalmente, Moisés lleva a su pueblo a través del desierto y luego de días de travesía se encuentran con el mar, que no es ningún obstáculo, porque Moisés, así como si nada, abre las aguas para que pasen los miles de israelitas que lo seguían. Y, como no tiene nada de leso, apenas terminan de pasar los buenos, se acaba el milagro y los soldados que llevaban días siguiéndolos terminan todos ahogados.
Meses después de este éxodo, Moisés recibe los 10 Mandamientos de parte del mismísimo Dios. Los escribe en unas piedras, pero son conocidas como Las Tablas, para que Moisés se las lleve al pueblo y las haga famosas. Lamentablemente al llegar se encuentra con que la gente está toda desordenada y enfiestada y, en un arranque de ira y mala onda, tira las Tablas al suelo y las rompe. Aquí me queda la duda si Moisés se acordó de todos los mandamientos o escribió lo que recordaba más un poco de su cosecha y hemos estado engañados más de dos mil años. Nunca lo sabremos.
Hasta aquí no más, no les cuento el final, porque no es igual al de la teleserie y, además, la teleserie aún no termina.
En resumen, “Moisés y Los Diez Mandamientos” es una película que se ve como teleserie; no fue posible para Avancini deshacerse de su trabajo para la tv. Si bien tiene efectos especiales bastante buenos, una ambientación y un vestuario casi sin reparos, esto no suple la actuación para la televisión de los actores y lo poco novedosa de la entrega.
De todas maneras, debemos concederle el crédito de ser una tremenda producción y un primer gran esfuerzo. Es cosa de compararla con “Éxodo” (2014), dirigida por Ridley Scott, que tuvo un presupuesto bastante más millonario y que de todas formas terminó siendo un fiasco. A pesar de los “peros” que encontramos, podemos decir que este tipo de cine épico en Brasil va bien encaminado. Se deben pulir detalles de dirección, guión y actuación, detalles no menores, pero creo que subsanables para la industria brasileña, que siempre se ha destacado por su calidad, esfuerzo y madurez.