Charlie está apoyado en la pared del gimnasio. Alrededor de él, cientos de estudiantes de la secundaria bailan y se divierten. Charlie no puede. Y no es porque no quiera, es simplemente que aún no tiene las armas para relacionarse de la manera adecuada. Hasta que aparece ella.
Sam baila en el centro de la pista con una libertad y alegría que contagiarían a cualquiera. Charlie, aún en el mismo sitio, comienza lentamente a sentir las vibraciones de la música. Mueve sus pies, luego sus brazos y finalmente el ritmo llega a su cabeza. Simplemente no puede resistirse más y se lanza hacia la pista. Sam lo recibe entusiasta y en ese preciso instante, Charlie empieza a entender lo que es pertenecer a algo.
Cuando uno ya tiene algunos años, enfrentarse a las películas sobre adolescencia representa un desafío doble. El primero es porque, siempre se corre el riesgo de encontrarse frente a algo que se siente exagerado y fuera de lugar. Con fiestas que jamás nos ocurrieron o historias de amor encantadoras que en nada se parecen a las que nos tocaron a nosotros. Eso transforma la película en algo que se siente un poco lejano, algo irreal.
El otro desafío es un poco más aterrador. Resulta que la historia si tiene tintes de verdad, tiene personajes y momentos que te resultan familiares. Incluso uno de esos personajes se parece mucho a ti. Y allí uno se entrega a los recuerdos y simplemente la historia, deja de hablar de otros y comienza a hablar de ti.
“Las ventajas de ser invisible” se enmarca dentro de las películas que hablan de sobrevivir a la secundaria, transformarte en un adulto y descubrirse a uno mismo. Pero lejos de ser una comedia adolescente, se transforma en un drama real. Uno de esos que duelen porque se sienten demasiado cercanos y demasiado posibles. Hay risas, amores y desamores, pero también hay demasiados miedos. Los mismos que todos sentimos a esa edad.
Es cierto, muchos dirán que la película recurre a muchos clichés del género y que no aporta ninguna novedad, en la forma en que cuenta su historia, sin embargo, es imposible no conectar con alguno de sus personajes. Todos representan algún estereotipo de nuestra adolescencia. Todos tienen sueños e intentan dejar atrás un pasado, que no resultó ser del todo fácil.
El trío de protagonistas lo componen Charlie, un observador e introvertido personaje que está tocado por un pasado terrible que él mismo desconoce. Sam, quien debido a la sombra de acciones pasadas no puede amarse a sí misma y finalmente esta Patrick, que sufre por un amor correspondido, pero que no puede disfrutar en sociedad. Todos están en busca de su destino y de la felicidad, constantemente descubriendo y conectándose con lo que los rodea. Evolucionando.
Como la película está basada en un libro del mismo nombre, y curiosamente está dirigida por el mismo autor del libro, podemos encontrar una serie de frases que quizás, si otro hubiera sido el director, nos hubiésemos perdido en el traspaso de las hojas a la pantalla. La mayoría de ellas suenan demasiado pretenciosas de forma individual, pero en el contexto de la película están demasiado bien utilizadas y casi siempre representan un momento de aprendizaje.
“Aceptamos el amor que creemos merecer” o “Aunque no tengamos el poder de elegir de donde venimos, todavía podemos elegir adónde vamos”, son algunas de las que a mí más me gustan. Pequeñas historias en sí mismas, que representan perfectamente el momento y la sensación de los personajes.
Después de todo lo comentado en este texto puede quedar la sensación de que “Las ventajas de ser invisible”, es una película triste. Sin embargo, esa imagen dista mucho de la realidad. Porque al final, esta es una película sobre amor. Sobre encontrar el amor y dejarse amar. Sobre pertenecer a ese grupo de amigos que nos ayudan a superar los peores momentos. Porque la adolescencia nos hiere y las heridas más profundas dejarán cicatrices. Pero todos tenemos cicatrices. Es señal de que crecimos y que, afortunadamente, no lo hicimos solos.
“Las ventajas de ser invisible” se puede ver en Amazon Video.
Está protagonizada por Emma Watson, Logan Lerman y Ezra Miller.
Dirigida por Stephen Chbosky (Que escribió el libro y es igual de recomendable que la película).