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Godzilla (2014) y Kong:skull island (2017) lograban cierto equilibrio en la relación humanos-monstruos (kaiju), si bien la primera se tomaba muy en serio y la segunda era conscientemente un homenaje al cine clase Z -con una linda cinematografía- entendían que quienes se debían lucir en la pantalla eran las bestias. No por nada, en Godzilla eliminan al personaje de Bryan Cranston, antes que aparezca el “Rey Lagarto, boca con rayos”. En este punto es donde falla Godzilla: el rey de los monstruos. Porque si me prometen una polilla gigante, la quiero ver en pantalla escupiendo telarañas, el mayor tiempo posible. No me interesa los problemas parentales de “Eleven”, eso ya me lo contaron en la segunda temporada de “Stranger Things”.

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Como ya nos han mostrado en films como “Batman V Superman” y “Capitán América: Civil War”. La motivación de los personajes radica en las consecuencias de la batalla de Godzilla y Muto. Esto nos lleva a ver un drama familiar, que no le importa a nadie, ergo, La dra Emma Russell (Vera Farmiga) diseña un artefacto capaz de entender y controlar a los Kaiju. Un grupo de “ecoterroristas”, roba el artefacto y secuestra a Vera y Eleven. Su plan es liberar a los 17 monstruos, identificados por Monarch y lograr que se restablezca el equilibrio en el planeta, que los humanos han desbalanceado (Thanos te pienso).

Hasta ahí todo bien porque uno espera que quede la mansaca. La cual queda, pero, los encargados de esta película intentan darle mucha importancia a la trama “humana”, con motivaciones que rayan el absurdo y  con frases chistosas de algunos personajes, que  dan vergüenza ajena. Eso le quita ritmo y protagonismo a lo que importa y lo que nos convoca, bichos mutantes agarrándose a combos. Esperemos que con la anunciada y filmada “Godzilla vs Kong” ,se enriele un poco el camino perdido en esta entrega. Ojo, tiene escena post-créditos.

Por Claudio Adn