El caso Watergate, que significó la renuncia del entonces presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, fue el mayor escándalo político en la tierra del tío Sam. Es tan reconocible este caso a nivel mundial que en nuestro país se ha transformado en un punto de referencia (un tanto provinciana) en todo lo que se refiera a casos de corrupción que salen a la luz pública (pacogate, milicogate, etc…). La película de la que hablaremos hoy es sobre el director asociado del FBI que se jugó su reputación buscando que el caso no se tapara con tierra y pasara piola.
Mark Felt (Liam Nesson) es la mano derecha del recién fallecido director del FBI Edgar Hoover. En medio de un ambiente político enrarecido por el descubrimiento de 5 ex agentes de la Cia que espiaban las comunicaciones del partido demócrata, rivales del Nixon, el FBI llegó a la conclusión de que las órdenes venían de la misma Casa Blanca. Felt entiende que por primera vez en la historia el gobierno de turno estaría intentando influenciar la labor de la policía federal con tal de evitar que la investigación llegue a buen puerto. Al verse en esta situación Felt decide quebrar su código ético y comienza a filtrar información a la prensa, lo cual es considerado como traición, con tal de que la investigación salga a la luz pública.
El director nos muestra un FBI lúgubre y hermético, en donde se esconden los más profundos y oscuros secretos del país. Nuestro personaje principal es un hombre devoto a su trabajo cuya fidelidad a Hoover le significó no ser director del FBI cuando este último murió repentinamente. En su imagen de hombre de hierro se esconde también una familia quebrada con una esposa alcohólica y una hija desaparecida y aparentemente simpatizante de grupos extremistas.
Nos encontramos con un filme que se sustenta en su argumento, el cual al intentar mostrar al espectador todas las piezas que arman este “puzzle”. Descuida un poco el ritmo, generando un filme que puede ser un poco tedioso para quienes no son amantes de este tipo de historias. Recomendable para quienes gustan de la historia y las conspiraciones.
Por Claudio Adn