San Carlos, cómo quisiera decirte cuánto te quiero.

Cuando el cine no se queda solo en la pantalla y se vuelve una experiencia colectiva, es cuando podemos hablar de una película que merece reconocimiento y atención por parte del público general. Este tipo de filmes pueden tener un presupuesto hollywoodense obsceno o pueden provenir de un lugar humilde en el mapa; lo que nos importa es la historia y la conversación post-visionado.

Denominación de origen es una de esas historias que se hacen con real amor e identidad. Es una mirada a San Carlos que no deja los espacios como escenario o fotografía: lo convierte en un personaje estelar que brilla en pantalla. Con personajes entrañables que despiertan empatía inmediata, vamos descubriendo una lucha de la que ni siquiera teníamos idea que existía, pero de la que uno quiere ser parte porque es importante para ellos.

La trama es bella en su simpleza. Un grupo de personas se toma muy en serio su rol de defensor de la identidad de la longaniza sancarlina, ya que siempre se ha visto opacada por su vecino más grande: Chillán. En este papel conocemos a los protagonistas que, medio en ficción y medio en serio, buscan reivindicar a San Carlos para que no sea un pueblo más en la región. Es un discurso de amor al origen y a la dignidad que representa ser de provincia. En tiempos donde Santiago es la cuna y centro de casi todo, Denominación de origen nos lleva de vuelta a enamorarnos de las calles que recorrimos cuando niños, a mirar a ese vecino del que casi siempre te sabes el nombre y a llevar con orgullo la mirada provinciana que tanto hace falta en estos tiempos de Instagram y centralismo.

Se viene una trilogía sancarlina, de la cual ya se nos adelantó que la siguiente película será sobre Los Ángeles Negros, así que solo puedo abrazar con gratitud a Tomás Alzamora y esperar lo nuevo que nos quiera entregar.


Ficha técnica

  • Plataforma: En Cines.

  • Duración: 86 minutos.

  • Género: Comedia / Falso documental / Sátira costumbrista.

  • Ideal para: Amantes del cine chileno con identidad regional, seguidores del humor social y quienes valoran las historias que reivindican lo local con ternura y picardía.