Dos gemelos caminan por un bosque, rodeando lo que parece ser su casa. Se les ve compenetrados, son gemelos idénticos y se encuentran descubriendo el mundo que tienen a su alrededor. Esperan a su mamá, una mujer que se encuentra en recuperación tras una cirugía estética que mantiene todo su rostro vendado. Los gemelos desconfían. Sienten que la persona que acaba de llegar puede no ser su verdadera mamá, por lo que están dispuestos a hacer lo que esté a su alcance para descubrir la verdad.
Goodnight Mommy (Ich seh Ich seh) es una película austriaca que viene precedida por premios de la crítica internacional y que nos plantea una forma distinta de ver cine de terror, distanciándose de las fórmula hollywoodense para ese tipo de películas. En este caso, a través de imágenes casi de postal y colores pálidos, nos muestra los procesos de los gemelos, interpretados por Lukas y Elías Schwarz, quienes utilizan sus mismos nombres para estos personajes.
Más que enfrentarnos al terror en sí, lo que nos entregan sus directores Severin Fiala y Veronika Franz es una atmósfera compleja, en que el espectador tiene permanente la sensación de estar viendo algo que no debería ver, como un documento que llega a sus manos por error. Durante toda la película vemos a estos niños que en estricto rigor están solos, conversando sobre sus miedos y planificando alternativas para poder enfrentar a este ente que en ningún caso reconocen como su mamá. La relación que establecen con los escasos adultos que vemos en pantalla nos habla más de esa soledad, a raíz de la cual mantienen una actitud de enfrentamiento con cualquiera que se les acerque. Los gemelos operan como una sola unidad para hacerle frente al mundo
El filme agrada por su tratamiento, con mucho énfasis en las formas y los gestos de los personajes. Acá, todo pasa de frente, no se guarda nada y el factor de que todo pase a plena luz del día hace que se redoble la tensión. No nos va a asustar de repente, pero la sensación incómoda estará ahí presente, sin alterarse y sin que podamos sacar nuestros ojos de encima.
En esta historia en que permanecemos a la espera de algo, el punto de inflexión se da paulatinamente y a medida que la madre comienza a sacarse las vendas, descubriendo tanto ella como sus hijos sus verdaderas intenciones. Aquí es donde más se acerca al cine de terror gringo, mientras nos preguntamos qué tan lejos puede llegar la madre y sus hijos. Porque precisamente para poder conocer ese camino, es necesario conocer ambas caras de la moneda y tanto ella como los niños tienen cosas que decir.
Goodnight Mommy es una película que nos habla de la fragilidad y el desapego, para demostrarnos que no necesitamos de elementos sobrenaturales para sentir miedo, sino que la vida misma puede ser aterradora. Es una propuesta delicada y ruda a la vez, que probablemente no sea del gusto de todos ni de quienes experimentan otro tipo de cine de terror, pero que se presenta como algo nuevo, creativo y que merece la pena ser explorado
Por Alepin
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