Una joven madre llamada Cora Tannetti (Jessica Biel), aparentemente sin grandes dificultades pero en realidad sobrepasada por la vida diaria, ataca de manera sorpresiva a un hombre en una tarde de vacaciones, causándole la muerte frente a decenas de testigos. No hay nada que pueda poner en duda el hecho, sin embargo, el detective Harry Ambrose (Bill Pullman), intrigado con el caso, busca la forma de definir las causas de este asesinato que a simple vista, no tiene motivación y, desde ahí, establecer la inocencia de Cora. El interés de Ambrose no es casual: él también carga con una historia oculta mediante la cual se siente emparentado con el caso de Cora y desde ahí, conociendo y haciéndose cargo de la sordidez que puede rodear a un ser humano aparentemente apegado a las normas, establece su línea investigativa.
Basada en la novela de Petra Hammesfar, The Sinner – disponible para todo el mundo vía Netflix – parte desde esa premisa para contar una historia que en muchos aspectos se parece a muchas de las series sobre criminales que estamos acostumbrados a ver, pero que en este caso intenta ahondar en las estructuras que derivan a situaciones de violencia. Con el correr de los capítulos, el asesinato pasa a ser un antecedente en una realidad dolorosa y traumática, que se deriva de otros problemas presentes en la sociedad. El prejuicio, la imposición de roles de género y la constante del “deber ser” se presentan como grandes detonantes de una mujer que antes que todo debe cumplir con lo que la sociedad espera de ella y por lo mismo, las razones que expone en un principio acerca las razones del asesinato responden a lo que se espera que sea lo “normal” en estos casos: un asesinato por venganza, despecho o celos; todos motivos que la sociedad ha aceptado hasta el punto de trastocar el sentido de ello.
Lamentablemente, ahí donde existe el esfuerzo de poner estos temas en relevancia, los directores- la serie cuenta con cinco directores distintos – se preocupan de entregar más forma que fondo, abandonando la posibilidad de dar una mayor profundidad a los personajes. Si bien Jessica Biel y Bill Pullman entregan interpretaciones que incluso llegan a sorprender, el guion no permite conformar personajes con una estructura psicológica de peso. Y esto, aunque ambos actores jamás actúan en piloto automático -cosa que se agradece-, termina convirtiendo una serie interesante en algo que más se parece a un capítulo regular de CSI Miami. Las fallas que se presentan en esta producción tienen que ver con las promesas que jamás llegan a cumplir, sobre todo en lo referente al detective Ambrose, quien – quiero insistir – está ejecutado de manera tan brillante que sorprende que su historia no se haya desarrollado de manera más acabada. Algo similar pasa con Cora Tannetti, quien luego de pasar y revivir muchos de sus traumas, tiene un cierre de “sanación” que aparece apresurado y metido a presión.
The Sinner ya está apareciendo en las primeras listas de nominados a premiaciones de este año, pero mucho de eso se basa en como la serie descansa en sus dos protagonistas. Ver como una buena historia se diluye en su proceso siempre resulta decepcionante para el espectador. Sin embargo, es precisamente ese ejercicio actoral el que obliga a fijar la vista en esta serie, que sin ser un imperdible, puede generar más de una conversación en torno a ella.
Por Alejandra Pinto López