Hablemos de los créditos

Marvel Studios ha sabido instalar en el colectivo y los amantes del cómic historias que probablemente, sin haber pasado por el cine, hubiesen seguido siendo territorio de ñoños especializados y nichos más bien acotados. Hoy en día, cualquiera que haya seguido las películas de este estudio sabe quiénes son Iron Man, Thor y Capitán América sin necesidad de recurrir a las historietas originales. Lo que ha logrado esta marca ha sido construir un universo cinematográfico con leyes, personajes recordables y reconocibles y, en general, cintas que se autoexplican sin necesidad de apelar a la cultura comiquera del espectador, pero que no por eso menosprecian a sus lectores y el conocimiento que ellos han adquirido por años.

¿Han logrado los estudios Marvel generar entregas de calidad? Sabemos que son entretenidas, pero ¿Es buen cine? Me parece que la respuesta la tiene el propio estudio, que en sus créditos iniciales nos recuerda que son ellos (y no DC Comics, sus grandes contendores) los que han hecho las mejores películas de superhéroes que hemos visto en los últimos 20 años*. Eso es lo que basta para Marvel y eventualmente, a sus espectadores también.

En medio de todo esto, los superhéroes que están por venir y las promesas de nuevas “Thor”, aparece Doctor Strange.

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Actores que no se equivocan.

Todas las fichas en Doctor Strange están puestas en su elenco. Es verdad, vimos su tráiler y todas las reminicencias tipo “Inception” se nos vinieron a la cabeza: realidades alteradas, edificios que se levantan y engranajes, pero también sabemos que la presencia de efectos especiales sin consistencia narrativa no sirven para nada. En ese punto es donde aparece su elenco a defender la propuesta.

Benedict Cumberbatch es una estrella, pero además, es un actor dotado de una habilidad para la interpretación que se ve pocas veces en pantalla. En esta ocasión, se mete en el traje del Doctor Strange, protagonizando esta entrega junto a Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor, Mads Mikkelsen y Rachel McAdams.

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Cada uno desde su lugar aporta a que nos incorporemos en el mundo del Doctor Stephen Strange, un neurocirujano que producto de un accidente, se ve obligado a dejar su trabajo. En busca de un tratamiento para mejorar su condición, se encuentra con un grupo de personas que pueden trabajar desde la mente para transformar la realidad que viven. Comandado por The Ancient One (Tilda Swinton), Strange podrá tener acceso a nuevas dimensiones, realidades y enemigos, enfrentándose a la disyuntiva entre preocuparse sólo por sí mismo o enfrentar algo que es más grande que él.

Como dije antes, la premisa está dada, y los actores (quiero repetir esto: son un elenco de lujo) son intérpretes que jamás se equivocan en sus actuaciones. Cumberbatch se divierte, se altera y se quiebra con la naturalidad que lo caracteriza y Swinton vuelve a sus personajes misteriosos pero sin la afectación de otros que ha llevado a cabo. La aparición de Mikelsen y Ejiofor dejan con gusto a poco, aunque en el caso de éste último, hace sentido la construcción de su personaje para la aparición en una segunda parte.

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El apartado visual

La espectacularidad de las imágenes de los primeros trailers que pudimos ver de Doctor Strange nos dejó sin habla desde el principio y por lo mismo, la expectativa estaba al tope con las posibilidades visuales de este filme. Funcionaban perfectas en un tráiler de dos minutos, pero ¿podrían sostener una película de dos horas?

Aquí viene la primera sorpresa del filme y es que los efectos visuales que vemos en el tráiler son básicamente los mismos que aparecen en la cinta. Esto, que en un inicio puede desilusionar al espectador, finalmente permite ir comprendiendo el universo que nos entregan parte por parte. Se agradece, porque el director Scott Derrickson tenía posibilidades de engatusar a su público con todas las imágenes caleidoscópicas posibles, pero no lo hizo y, en cambio, centró su relato en la construcción de caracteres. Incluso, uno de los momentos más interesantes e impactantes a nivel de efectos especiales, relacionados con la “recepción” de Strange, sirven para hablar del personaje (y de paso, para que el espectador quede en un estado alucinatorio y con muchas ganas de escuchar a Pink Floyd)

Lo que tenemos entonces es una película que sin ser la gran experiencia visual que prometía, entrega momentos de buena dirección y efectos especiales, sin dejarnos con la sensación de no haber cumplido con sus propuestas.

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 Superhéroes en el entretiempo.

El universo Marvel es extenso y parece estar ampliándose cada vez más. Estando en carpeta dos nuevas “Avengers”  y  la tercera parte de “Thor”, la aparición de Doctor Strange opera como puente entre lo que ya conocimos y lo que está por venir. Tal vez por eso, esta cinta carece de la fuerza y la intención que tuvimos antes con películas como Iron Man (donde por supuesto, los propósitos incluían instalar la marca). Si bien sigue funcionando como todas las películas de este estudio, siendo autoexplicativa y repitiendo la fórmula de no depender excesivamente del cómic, en algunos momentos el guión decae y resuelve la historia de forma rápida y poco creíble para lo que nos han ido contando.

Con todo, Doctor Strange no es una mala película, pero si esto fuese una serie de televisión, la ubicaría en el capítulo siete u ocho. Un capítulo que sirve como transición para conocer un poco más del lugar donde estamos y para introducir personajes que nos servirán en el clímax, allá por el capítulo diez.  Sin ser imprescindible, completa un poco de este universo y aporta a la experiencia que sigue en Marvel.

Por último, una recomendación: las escenas post créditos siempre me han parecido inútiles y una fórmula barata de generar un sello personal por parte de este estudio, pero en este caso, las dos escenas que verá son un aporte a la historia. Quédese hasta el final.

 

*Sé que su tentación es decir “Christopher Nolan hizo unas estupendas Batman” pero al igual que mi amigo Alfredo Rodriguez, siento que esas no son películas de superhéroes.

Por Alejandra Pinto López