Hay ciertas obsesiones que llegan a buen puerto cuando se cuenta con la constancia necesaria y con las personas correctas. La de Ryan Reynolds, desde la paupérrima X-Men Origins: Wolverine (2009), es una de ellas. ¿Recuerdan? Les refresco la memoria. En una de las tantas mochas que Wolverine (Lobezno, le dirán algunos) protagoniza, éste se encuentra con un adefesio sin boca, con la cara llena de cicatrices y con marcas de plumón pre cirugía. ¿No? ¡OK!
¡Ta da!
Con Uds., la primera forma fílmica de Deadpool cortesía de Reynolds. Una versión tan WTF de este personaje que nos OBLIGÓ (no, mentira, pero igual) a culparlo de ser nuevamente el Rey Midas del cagazo (cofcofLinternaVerdecofcof). Pero Reynolds quedó tan picado con esta situación que desde aquel 2009 hasta el 2015 insistió *lamióelhemisferiosur* a los productores de Fox para llevar a cabo esta película. Así que, señores, justicia sea hecha y démosle las gracias a este fan acérrimo de Deadpool por la joyita que nos entregó.
Deadpool es la opera prima del director Tim Miller que se centra en los inicios de Wade Wilson (Reynolds), un ex Agente de Fuerzas Especiales de EEUU que se gana la vida siendo el mercenario que es. Conocedor de los chicos malos, visita con frecuencia un bar de mala muerte con nombres de tragos sexualmente cómicos. Ahí es donde conoce a la chica, a la responsable de esta historia de amor. Porque si, ésta es una historia de amor. Ideal para llevar a su pierna suave que gusta de películas chilenas de mujeres gritonas… solo llévela. Hágame caso. En serio.
¡Seguimos! La chica es p5t1, o al menos eso deja entrever, pero igual tiene sentimientos. Wade tiene una forma particular de conquistarla, que a título personal me parece lo más adorable que hay: compiten para ver quien tiene la peor infancia EVER. Aww. Muy tierno. Pero esta bonita y hermosa historia de amor se ve abruptamente interrumpida por el cáncer en casi toda la cuerpá de Wade, que lo lleva a tomar una decisión un poquitín drástica: someterse a un experimento que elimine el cáncer y que de pasaíta lo haga invencible. Y es así como los creadores de “chantemos Adamantium al garriento” y “hagamos electroshock con baterías de vehículo”, nos entregan a Freddy Krueger rico con traje de látex rojo.
Como en toda buena historia de amor, el tipo necesita contarle esto a la futura madre de sus hijos, pero quedó tan horrible que cree que la mina se va a asustar. Quien no, o sea ¡mírenlo! Y peor aun cuando el causante de su desfiguración facial y física rapta a la minoca. Y agárrense de sus asientos, que aquí se pone wena la cosa.
Los guionistas Rhett Reese y Paul Wernick (también responsables de Zombieland) dan en el clavo en hacer un trabajo muy apegado al comic, manteniendo toda la irreverencia del personaje a flor de labios, como por ejemplo cuando nos enteramos que Wade es fan del grupo británico de los 80s Wham!, archiconocidos en Chile por su hit “a Luis Miguel le falla un coco” (https://www.youtube.com/watch?v=pIgZ7gMze7A. De nada).
El abundante humor negro y el reconocido, y quizás parte del encanto de este súper antihéroe, traspaso de la 4ta pared, que en términos simples es cuando el personaje se dirige al espectador de tú a tú, también están ahí y se sienten presentes, tal cual. ¡Filete pos!
Y ya que mencionamos la canción de apología al problema testicular de Chupete de Fierro, hay varias más del año de la cocoa que complementan la banda sonora original creada por el productor discográfico Tom Holkenborg, más conocido como Junkie XL, que al igual que en Mad Max: Fury Road merece una mención por el poder y rudeza que aporta a las escenas, a partir de música enérgica y agresiva, con harta batería y bombo, que huele a invencibilidad poco seria, tal cual el hombre del traje rojo. Solamente escuchen el tema de Deadpool (Deadpool’s Theme) y se darán cuenta de lo que hablo.
Otro mérito de la película es que Reynolds, un gran fanático del personaje, canalizó toda la pica que tenía desde X-Men Origins: Wolverine, en entregar la mejor versión de Deadpool vista hasta ahora y lo logró. Es más, no me imagino a otra persona haciendo el personaje, con la voz tan no-sexy caricaturesca de Deadpool, haciendo referencias a la actual cultura pop y troleando a cuanto X-Men se le cruza por delante, un deleite incluso para el que no conozca al personaje desde antes.
Vaya a verla, con confianza. Se reirá de lo lindo, le lleva sexo, sangre por montón, muertes bien hechas y crudas, un guión firme que le da una gran base y los mejores chistes para molestar a su propia marca.
Y por si se lo estaba preguntando… ¡sií! ¡Su caserito Marvel le tiene el cameo de Stan Lee y las escenas post-créditos garantizaaadas! (asique #nosealongi y no se pare altiro.)
Por Natalia Martínez