Callie es la hija de Egon Spengler, una madre separada, con dos hijos, sin dinero y que recientemente desalojada de su hogar. Ella hereda la granja de su padre quien falleció intentando capturar un fantasmas (NO ES SPOILER así comienza la peli), su nieta Phoebe, que es una amante de la ciencia encontrará los antiguos artefactos de su antepasado y descubrirá por una parte el célebre pasado que tiene y por otra parte, deberá lidiar con las fuerzas sobrenaturales que su abuelo intentó detener, para está tarea de cazar fantasmas será secundada por su conspiranoíco compañero de clase “Podcast”y su hermano Trevor.
En 33 años, hay toda una generación de distancia entre Cazafantansmas 2 y esta secuela directa. No, no estamos frente a un Remake como el 2016. Cazafantasmas: El Legado es una secuela, que está recordándonos constantemente de dónde viene y a dónde apunta. Es un filme absolutamente consciente que busca capturar a una nueva audiencia (que por edad no vio en cines las anteriores entregas), e intenta dejar contento a los fan antiguos que, seguramente llegarán a la sala con mucho recelo, luego de la decepción del 2016.
Su punto fuerte radica en que no es necesario refrescar la memoria volviendo a ver las cazafantasmas originales. La historia está armada para ir entregando información de a poco, lo suficiente para entender para dónde va la historia, es un puzzle que se arma durante todo el (a mi juicio) extendido primer acto. Los gadgets y raccontos de la original que los vemos a través de sus jóvenes protagonistas, con algo tan común para ellos como es la plataforma de Youtube. Hasta el leitmotiv creado por Elmer Bernstein en 1984, se va articulando hasta ser reconocibles por los más adultos.
Para los jóvenes será una historia tal vez como otras que ya han visto, en cambio, para los adultos será una in crescendon de emociones hasta llegar a su punto final, muy emotivo (yo me emocioné y si, escuche críticos limpiándose los mocos en su climax y desenlace), el que creo se corta de manera abrupta con un plano de New York que cierra la película y que mata el clima que se había logrado hasta entonces.
Puntos bajos, en el inevitable fan service que no aporta nada al desarrollo de la historia, están ahí para escuchar la reacción de la audiencia. Si bien nos encontramos con una película, que entra al universo cazafantasmas de manera orgánica, es algo rebuscado el vínculo de los nuevos protagonistas con los cazafantasmas originales, utilizando al personaje muerto Egon Spengler (recordemos que Harlod Ramis falleció el 2014), como un nexo entre lo viejo y lo nuevo.
Cazafantasmas: El Legado es una secuela digna, está bien, se demora en partir, pero una vez que toma rumbo puede ser un deleite para grandes y chicos. Quédense hasta el final, porque tiene escena a mitad de créditos (absoluto fan service) y una post créditos, que nos da pistas para dónde podría seguir la saga. Esto es Hollywood y sabemos que si prende en la recaudación tendremos cazafantasmas para rato.
Por Claudio Adn