Esta reseña no contiene spoilers.
Diez años y dieciocho películas han pasado desde que Marvel dio inicio a su universo cohesionado. Decenas de horas han sido destinadas a presentarnos una cantidad de personajes tan grande, que cuesta recordarlos a todos con una primera intención. A esta altura, mucha agua ha corrido bajo el puente de Marvel desde aquella mítica y lejana escena en donde Nick Fury hizo su primera aparición y cambió, algunos dirían que de forma irreversible, el formato del cine de superhéroes. Avengers: Infinity War, se estrena cargando sobre sus hombros unas expectativas gigantes y una promesa por parte de sus creadores; entregar un cierre a estos diez años de aventuras. ¿Salvarán nuestros héroes el día nuevamente? Lo revisamos a continuación.
Avengers: Infinity War comienza con unos primeros minutos de gran intensidad. Thanos ataca la nave de sobrevivientes de Asgard (aquella que vimos en la escena post créditos de Thor Ragnarok) e inmediatamente deja en claro cuáles son sus intenciones: Encontrar todas las gemas del infinito para acabar con la mitad de los habitantes del universo, dándole de esta manera, mejores condiciones de vida a la otra mitad.
Ese plan, que a simple vista se siente muy básico, está complementado por un desarrollo del villano como nunca antes se había visto en el universo Marvel y por lo tanto, se convierte en una de las principales fortalezas de la película. Thanos está dotado de muchas características. Sus motivaciones son claras y no son sólo producto del azar o de las necesidades de la historia. El titán loco es el corazón de esta película y eso lo coloca inmediatamente en los más alto del podio de los villanos presentados por la casa de las ideas en el cine.
Por otro lado, una de las grandes dudas que presentaba esta película, tenía que ver con la enorme cantidad de personajes que aparecen en pantalla. Esto se resuelve de buena manera, dividiéndolos en historias paralelas que se van desarrollando a lo largo de la aventura. Todo se siente tan bien armado que cada personaje tiene su momento para brillar. Ninguno es olvidado. Otra cosa importante y destacable es que esta tercera parte de los Avengers se siente realmente enorme en el alcance de su historia. Allí donde los Guardianes de la Galaxia habían rasguñado la superficie, Infinity War amplia completamente el universo. Abriendo un futuro muy prometedor en ese sentido.
Avengers: Infinity War tiene momentos realmente excepcionales y sorpresas que dejarán con la boca abierta incluso a los que tenían las apuestas más altas. El humor, como siempre, hace su aparición dentro de la película, pero está puesto en las dosis justas y no se siente para nada forzado. Esta vez, la historia se concentra mucho más en su épica y en dejarnos claro que aquí no hay tiempo para juegos. El equipo se siente en riesgo desde el primer momento, por lo que la conclusión y los últimos minutos de la cinta, serán recordados por mucho tiempo.
Al final, esta guerra del infinito se siente como una gran apuesta dentro de la llamada fórmula Marvel. Hay riesgos y atrevimiento en su narrativa, además de un final que deja en claro dónde estuvo puesto el foco de la historia y eso, probablemente deje a más de alguno con una sensación algo incómoda. Ahora, no nos engañemos; la rueda debe seguir girando y esta historia se siente completa, pero a la vez inconclusa. Ojo, esta película no es mero “relleno puente” como lo fue Avengers Age of Ultron. Aquí tenemos un arco que cierra completamente, pero, sin embargo, los puentes deben quedar tendidos para todo lo que está por venir.
En resumen, Avengers: Infinity War cumple con muchas de las promesas que les hizo a sus seguidores. La dirección de los hermanos Russo se siente consistente y con mucha más confianza. Sin embargo, la película no es perfecta y se puede hacer un tanto larga en algunos momentos, pero sus virtudes superan con creces a sus defectos. Los más fanáticos de este universo la van a amar. El resto, seguro la disfrutarán.
Por Keno Gallardo