Atentado en París

Director: James Watkins
Escritores: Andrew Baldwin (screenplay), James Watkins (screenplay)
Protagonistas: Idris Elba, Richard Madden, Charlotte Le Bon

El 14 de julio de 1789, una muchedumbre se lanzó al asalto de una fortaleza real en las afueras de París. Cuando la noticia llegó a Versalles, el rey preguntó: «¿Es una revuelta?». Un ministro le contestó: «No, Sire, es una revolución».

 No sé si es mala suerte, karma o qué, pero de un tiempo a esta parte ha sido difícil ir al cine. La mayoría de las películas con historias repetidas, predecibles, giros a veces hasta ridículos y desenlaces absurdos.

 

“Día de la Bastilla” o “Atentado en París”, como se llamará en nuestro país, encaja perfectamente en esa descripción. Nos cuenta de las peripecias de Michael Mason (Richard Madden), un lanza gringo que deambula por las calles de París, con tan mala suerte que se le ocurre robar un bolso que contiene una bomba. Luego de robar lo único interesante que venía adentro, lo tira y se produce una explosión que mata a cuatro personas.

Por otro lado, Sean Briar (Idris Elba), agente de la CIA trabajando en Paris, es el típico personaje “yo hago la pega a mi pinta y resuelvo todo igual”, por lo que se propone despejar el misterio que significa para la CIA y la policía francesa este personaje que aparece en las cámaras de seguridad en el área de la explosión. En un momento de inspiración divina, propone a Mason que utilice sus “poderes de lanza” y le ayude a resolver el atentado con olor a podrido que tiene de cabeza de los franceses, no a la CIA obviamente. Todo esto en medio de protestas y un incipiente movimiento social que está ahí más que nada para justificar el título de la película.

“Día de la Bastilla” se mueve entre terroristas, policías, giros poco creíbles y un humor no sólo fome, sino que además se entiende poco. La dupla Briar/Mason no funciona en la pantalla, es como si director y productores hubieran hecho un concurso para elegir a la pareja con menos química del universo y Elba/Madden hubieran ganado el primer premio, no hay una escena que podamos disfrutar viéndolos juntos. El personaje de Elba está demasiado lleno de sí mismo y el de Madden se pierde en su propia fomedad. Sé que muchos seres humanos de este planeta aman a Idris Elba, yo no lo he visto en muchas cosas, de hecho durante mucho tiempo pensé que era una mujer. No me impresionó tanto en esta película, sentí que se esforzaba por aparecer rudo y dueño de la situación. Revisaré sus otros filmes para poder entender tanta adoración.

En tiempos de atentados terroristas reales, incluso en el mismo París, es difícil tomar este film como algo serio, no hay un homenaje a las víctimas ni una crítica al terrorismo, es acción porque tiene que haber acción y giros inesperados porque también hay que sorprender a la audiencia. En fin, no les digo que no vayan a verla, porque si buscan acción la encontrarán. Si buscan persecuciones, las encontrarán. Si buscan peleas, las encontrarán. Pero no busquen más allá, porque “Atentado en París” no les entregará más.

Por Marisa Zúñiga

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